miércoles, 28 de octubre de 2015

La Diosa de la danza

Hathor la Diosa de la Danza

Hathor es una de las diosas más famosas del Antiguo Egipto. Era conocida como “La Grande de Muchos Nombres” y sus títulos y atributos son tan numerosos que formaba parte de todos los aspectos de la vida y la muerte de los egipcios de la antigüedad.

Originalmente era una personificación de la Vía Láctea, que se creía que era la leche que fluía de las ubres de una vaca celestial. Conforme pasó el tiempo, absorbió los atributos de muchas otras diosas y también se le asoció más cercanamente con Isis, deidad que, en cierto, sentido usurpó su lugar como la diosa más notoria y poderosa, aunque Hathor nunca perdió su popularidad a lo largo de la historia de Egipto.

Había más festivales dedicados a Hathor que a ningún otro dios o diosa del Antiguo Egipto. Y su culto no se confinaba a Egipto y Nubia, sino que también era adorada en la parte occidental semítica de Asia, Etiopía, Somalia, Libia y en especial en la ciudad de Biblos.

Era una diosa celestial, conocida como la “Dama de las Estrellas” o la “Soberana de las Estrellas”, ya que se le vinculaba a la estrella Sirius, también conocida como Alfa Canis Maioris (α CMa), la estrella más brillante de todo el cielo nocturno vista desde la Tierra.

Como “madre de las madres” era la diosa de las mujeres, la fertilidad, los niños y el parto. Su poder abarcaba todo lo que tenía que ver con las mujeres, desde los problemas para concebir o en el parto, hasta la salud, la belleza y las cuestiones del corazón. Sin embargo, no era adorada exclusivamente por las mujeres, y a diferencia de otros dioses y diosas, tenía tanto sacerdotes como sacerdotisas.

También era la diosa de la belleza y patrona del arte cosmético. Su ofrenda votiva tradicional eran dos espejos, por lo que con frecuencia se le representaba en espejos y paletas de cosméticos. Sin embargo, no se consideraba que fuera vana o superficial, sino simplemente segura de su belleza y bondad, por lo que amaba lo bello y lo bueno.

Asimismo, Hathor era conocida como “la amante de la vida” y era considerada la encarnación de la dicha, el amor, el romance, el perfume, la danza, la música y el alcohol. Se le relacionaba en especial con la fragancia del incienso de mirra, que era considerado precioso por representar las cualidades más exquisitas del sexo femenino.

Era la patrona de la danza y se le asociaba con la percusión, particularmente con el sistro, un instrumento en forma de herradura que contiene pequeños platillos metálicos ensartados en varillas. El sistro, hecho de hierro, suena y se toca como una especie de maraca metálica.

Se cree que el sistro, que aparece en varias pinturas del antiguo Egipto, era también un fetiche de la fertilidad. Este instrumento era muy utilizado en las fiestas religiosas, especialmente en el culto de la diosa Hathor. Aún se conservan ejemplos de este instrumento en el Museo Arqueológico Nacional de España, el Museo Británico y el Museo de Louvre.

Hathor era asociada con la turquesa, la malaquita, el oro y el cobre, por lo que era la patrona de los mineros y la diosa de la Península del Sinaí, en donde se encuentran ubicadas famosas minas. Los egipcios usaban como cosmético sombras hechas de malaquita molida, que tenía una función protectora atribuida a Hathor contra las enfermedades de ojos.

Quizá esa sea la razón por la que también se le asociaba con el collar de cuentas Menit, un objeto ceremonial que algunos dicen que pudo haber servido también como un instrumento de percusión. (Personalmente no lo creo, a mí me parece más bien un accesorio, y la parte de metal de atrás podría simplemente haber sido un contrapeso para que el collar, que seguramente era pesado por las piedras, no pendiera directamente del cuello).

Muchos de los sacerdotes y las sacerdotisas de Hathor eran artesan@s, músicos y bailarin@s que contribuían a la calidad de vida de los egipcios y la adoraban expresando su naturaleza artística.

Hathor era la encarnación de la danza y la sexualidad y se le daba el epíteto de la “Mano de Dios” (refiriéndose al acto de la masturbación) y la “Señora de la Vulva”.

Uno de los mitos cuenta que una vez Ra estaba tan desanimado que se negaba a hablar. Hathor, que nunca sufrió de depresión o duda, bailó frente a él exponiendo sus partes privadas, lo que hizo que volviera a reírse y recuperara el buen humor. El mito se asemeja mucho a la historia de la mitología griega de Baubo, la pequeña diosa del vientre.

Como la “dama de occidente” y la “dama del sicomoro del sur”, protegía y asistía a los muertos en su viaje final. Algunas veces se le representaba entregando agua a los muertos desde un árbol de sicomoro. Debido a su papel en asistir a los muertos, con frecuencia aparece en los sarcófagos junto con Nut.

Ocasionalmente tomaba la forma de las “siete Hathors”, asociadas con la suerte y la adivinación. Se creía que las “siete Hathors” conocían la duración de la vida de todos los niños desde su nacimiento y cuestionaban a las almas de los muertos en su viaje al más allá.

Sus sacerdotes y sacerdotisas podían leer la suerte de un recién nacido y actuar como oráculos para explicar los sueños de las personas. Las siete Hathors eran adoradas en siete ciudades: Waset (Tebas), Iunu (On, Heliopolis), Afroditopolis, Sinai, Momemfis, Herakleopolis y Keset, que podrían haber sido vinculadas a las constelaciones de las Pléyades.

También era la diosa de la destrucción en su papel del Ojo de Ra, defensora del dios sol.

De acuerdo con la leyenda, la gente empezó a criticar a Ra cuando fue faraón, por lo que decidió enviar a su “ojo” en forma de Sekhmet, quien empezó a asesinar gente a destajo. Cuando Ra cedió y le pidió parar, ella se negó, porque estaba sedienta de sangre. La única forma de detener la matanza fue pintar cerveza de rojo, para que pareciera sangre, y regar la mezcla sobre los campos de la matanza. Cuando tomó la cerveza, se emborrachó y le dio sueño, por lo que durmió tres días. Cuando despertó, con resaca, ya no tenía sed de sangre, y la humanidad se salvó.

Ra la nombró Hathor, y se convirtió en diosa del amor y la felicidad. Como resultado, los soldados también rezaban a Hathor/Sekhmet para que les diera su fuerza y concentración en la batalla.

Como la “amante del cielo” era asociada con Nut y Mut. Y como la “madre celestial” amamantaba al faraón disfrazada de vaca o como hoja del árbol de sicomoro, por la sustancia lechosa que exuda.

Es por ello que la manifestación más famosa de Hathor es como vaca, e incluso cuando aparece como mujer, tiene o las orejas de la vaca o un par de elegantes cuernos. Cuando se le muestra completamente como vaca, siempre tiene los ojos maquillados. Con frecuencia se le representaba en rojo, aunque su color sagrado es el turquesa.

La diosa Isis tomó muchas de sus funciones y adoptó su iconografía a tal grado que usualmente es difícil diferenciar cuál de las dos diosas está representada. Sin embargo, existen diferencias entre ambas.

Isis era una deidad que sufrió la muerte de su marido y tuvo que luchar por proteger a su hijo, así que entendía los problemas de la gente, por lo que podía relacionarse con ella. Hathor, por su parte, era la encarnación del poder, el éxito y la resolución. Mientras que Isis era misericordiosa, Hathor era muy decidida al perseguir sus metas.

El cumpleaños de Hathor era celebrado el día que Sirius ascendía por primera vez al cielo, presagiando la próxima inundación. Durante la Dinastía Ptoloméica, que gobernó Egipto durante el período Helenístico desde la muerte de Alejandro hasta el año 30 a. C, Hathor fue conocida como la diosa de Hethara, el tercer mes del calendario egipcio.

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